el fin de semana se pudo ver en bakaiku una exposición de fósiles, muchos de los cuales encontrados en sakana
bakaiku, Nerea mazkiaran - Martes, 3 de Abril de 2012 - Actualizado a las 05:09h

Benjamín Botanz ofreció visitas guiadas en la exposición de su colección de fósiles. (N.M.)
La edad de la Tierra es de unos 4.500 millones de años. Si se comprimiera ese tiempo en un día, el hombre apareció en el último minuto, según observa Benjamín Botanz, un olaztiarra apasionado de la paleontología. Desde niño comenzó a interesarse por los fósiles y desde entonces ha reunido una amplia colección con vestigios de todo el mundo. Parte de esta se pudo ver este fin de semana en Bakaiku.
Los fósiles, testigos de otras épocas que se remontan a millones de años, son restos de seres vivos o evidencias de su actividad en la Tierra, que han llegado a nuestros días gracias a su mineralización o conservación en las rocas. Así, son fundamentales para la historia de la evolución, aportando información sobre los periodos geológicos. También son buenos indicadores paleoambientales.
La explosión de la vida en el planeta surgió del mar en el periodo Cámbrico del Paleozoico, hace unos 542 millones de años, cuando se originaron casi todos los grandes grupos de invertebrados. De esa fecha son los trilobites, los fósiles más antiguos de Botanz. "Estos artrópodos desaparecieron en el Pérmico, hace unos 250 millones de años, al igual que la mayoría de los invertebrados marinos. También se extinguieron algunos grupos de anfibios y reptiles", observa este olaztiarra afincado en Irañeta. Y es que los desiertos y las montañas sustituyeron progresivamente a los húmedos bosques y pantanos del hemisferio Norte. Este cambio climático y ambiental provocó el retroceso de los animales que dependían del agua, beneficiando a aquellos que por su evolución fisiológica y reproductiva, mejor se habían adaptando a la vida terrestre: los insectos y los reptiles.
Además de trilobites, en la muestra se pudieron ver fósiles de insectos, corales, crustáceos, gasterópodos y bivalvos, la mayoría del periodo Cretácico, de entre 120 y 65 millones de años, recogidos mayormente en Sakana. No obstante, había fósiles de los cinco continentes. "Vivía cerca de la cantera de Cementos y solía coger fósiles. Te vas metiendo en el mundillo, contactando con más gente, intercambiando y comprando fósiles", explica Botanz. Otra parte importante de la muestra la ocupaban los dientes de tiburón, hallados en diferentes puntos de Navarra como Lezáun, Etxalar u Olazagutía. También los había procedentes de Marruecos y Florida. "Tienen unos 400 millones de años. El tiburón es uno de los vertebrados que se cree que menos ha evolucionado", apunta.
NUEVO MOSSAURO En la muestra también se podía ver una réplica de una mandíbula de un Mossauro, un antecesor del cocodrilo del periodo Carbonífero, unos 300 millones de años. La original, encontrada en Olazagutía, está siendo estudiada en la Universidad del País Vasco y en una universidad francesa. "Parece ser una especie desconocida de este depredador de los dinosaurios. Se podía comer animales de hasta 150 toneladas", observa Botanz.
Asimismo, este pasado fin de semana se pudieron ver en Bakaiku otras curiosidades como peces del Gorbea, fósiles de los excrementos de rinoceronte y hiena y la cabeza de una tortuga. "En Koskobilo se recogieron restos de mamut y rinoceronte. Sakana era prácticamente una sabana", concluye.
La explosión de la vida en el planeta surgió del mar en el periodo Cámbrico del Paleozoico, hace unos 542 millones de años, cuando se originaron casi todos los grandes grupos de invertebrados. De esa fecha son los trilobites, los fósiles más antiguos de Botanz. "Estos artrópodos desaparecieron en el Pérmico, hace unos 250 millones de años, al igual que la mayoría de los invertebrados marinos. También se extinguieron algunos grupos de anfibios y reptiles", observa este olaztiarra afincado en Irañeta. Y es que los desiertos y las montañas sustituyeron progresivamente a los húmedos bosques y pantanos del hemisferio Norte. Este cambio climático y ambiental provocó el retroceso de los animales que dependían del agua, beneficiando a aquellos que por su evolución fisiológica y reproductiva, mejor se habían adaptando a la vida terrestre: los insectos y los reptiles.
Además de trilobites, en la muestra se pudieron ver fósiles de insectos, corales, crustáceos, gasterópodos y bivalvos, la mayoría del periodo Cretácico, de entre 120 y 65 millones de años, recogidos mayormente en Sakana. No obstante, había fósiles de los cinco continentes. "Vivía cerca de la cantera de Cementos y solía coger fósiles. Te vas metiendo en el mundillo, contactando con más gente, intercambiando y comprando fósiles", explica Botanz. Otra parte importante de la muestra la ocupaban los dientes de tiburón, hallados en diferentes puntos de Navarra como Lezáun, Etxalar u Olazagutía. También los había procedentes de Marruecos y Florida. "Tienen unos 400 millones de años. El tiburón es uno de los vertebrados que se cree que menos ha evolucionado", apunta.
NUEVO MOSSAURO En la muestra también se podía ver una réplica de una mandíbula de un Mossauro, un antecesor del cocodrilo del periodo Carbonífero, unos 300 millones de años. La original, encontrada en Olazagutía, está siendo estudiada en la Universidad del País Vasco y en una universidad francesa. "Parece ser una especie desconocida de este depredador de los dinosaurios. Se podía comer animales de hasta 150 toneladas", observa Botanz.
Asimismo, este pasado fin de semana se pudieron ver en Bakaiku otras curiosidades como peces del Gorbea, fósiles de los excrementos de rinoceronte y hiena y la cabeza de una tortuga. "En Koskobilo se recogieron restos de mamut y rinoceronte. Sakana era prácticamente una sabana", concluye.
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